Si por voluntad propia rehusamos caminar con él diariamente, si nos negamos a vivir una vida limpia, habremos sido descartados en lo que a fruto se refiere. Muchos conocemos cristianos que durante largo tiempo rehusaron ser limpiados, dejaron de dar fruto, y permitieron que en su vida se cumpliera esta sentencia. El pámpano que se arroja al fuego es el cristiano inútil que no produce fruto para gloria de Dios, y por consiguiente experimentará vergüenza y bochorno (1 Co. 3:6–15). MISTERIOSA RELACION
Page 120